Los científicos han descrito los recortes del gobierno a los laboratorios e institutos científicos financiados por el gobierno federal como una seria amenaza para el futuro de la investigación mexicana.
Como parte de medidas de austeridad más amplias, el gobierno de López Obrador redujo los presupuestos de las organizaciones científicas para combustible y suministros de oficina en un 30% y recortó los fondos disponibles para viajes internacionales y la contratación de trabajadores contratados en un 50%.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) vio recortada su financiación en un 12% en el presupuesto de 2019, aunque la cantidad total de recursos asignados a la ciencia, la tecnología y la innovación en todas las agencias federales aumentó ligeramente.
Sin embargo, los científicos están preocupados por la dirección en la que se dirige el gobierno.
José Luis Morán López, físico del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de San Luis Potosí (IPICYT) y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, dijo a la revista Science que «una atmósfera general de pesimismo» ha invadido la comunidad científica.
La biofísica Marcia Hiriart Urdanivia, de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que «la ciencia nunca ha sido muy bien apoyada en México», pero que la situación actual «podría ser fatal».
Muchos científicos apoyan la represión del presidente López Obrador contra la corrupción y quieren ayudarlo a lograr su llamada cuarta transformación.
Pero Fabián Rosales Ortega, astrónomo del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), afirmó que «para ello necesitamos recursos».
Explicó que el INAOE tuvo que despedir a 20 empleados de apoyo experimentados y recortar los gastos de viaje, incluyendo los de sus propios telescopios y observatorios.
Otros investigadores públicos dijeron a Science que los recortes en los laboratorios se hicieron sin tener en cuenta sus necesidades únicas.
Por ejemplo, Morán López dijo que las restricciones eléctricas hacen que IPICYT tenga dificultades para operar su superordenador.
Muchos científicos dicen que la disminución de la financiación gubernamental hará que los investigadores dependan más de las subvenciones extranjeras y que un mayor número probablemente buscará oportunidades en el extranjero.
Ante las críticas, la directora de Conacyt, Elena Álvarez-Buylla, defendió las medidas de austeridad, afirmando que su objetivo no es obstaculizar el trabajo de los científicos, sino abordar las ineficiencias del sistema científico del país.
Pero los científicos no están convencidos y han señalado la retórica del presidente como evidencia de que su profesión está siendo atacada.
En febrero, López Obrador dijo que hay «mafias» dentro de la comunidad científica, mientras que el mes pasado advirtió a investigadores y científicos que los días del «turismo académico» han terminado, alegando que gran parte del trabajo científico y de la colaboración internacional se puede completar ahora a través de Internet.
Pero Álvarez-Buylla aclaró que «de ninguna manera es necesario viajar para realizar trabajos de investigación sustanciales prohibidos» y dijo que el comentario de las «mafias» se refería a altos funcionarios que trabajaron en Conacyt en administraciones anteriores.
El gobierno dijo en febrero que miles de millones de pesos han sido malversados por Conacyt a través de sus programas de becas y subsidios.
Pero bajo su administración, Álvarez-Buylla afirma que la agencia está de nuevo en marcha.
Señaló que Conacyt, la principal agencia de investigación de México, ha asignado recursos a casi 500 proyectos que solicitaron financiamiento durante el gobierno anterior pero que no tuvieron éxito.
Los investigadores dicen que es inusual que Conacyt aún no haya ofrecido becas de ciencias básicas este año, pero según Álvarez-Buylla, se abrirá un período de solicitud para tales becas «en las próximas semanas» y un total de 500 millones de pesos (26,3 millones de dólares) estarán en juego.
En el 50 aniversario del alunizaje de Apolo, la semana pasada, se recordó que el jefe de Conacyt describió el evento como «inútil» durante una conferencia en 2015.
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