El secretario de finanzas renuncia, criticando la toma de decisiones, ‘extremismo’ en la política económica

El secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, anunció hoy su renuncia en una carta en la que criticaba el proceso de toma de decisiones de política pública dentro del gobierno y el nombramiento de funcionarios sin conocimiento de las finanzas públicas.

«Las discrepancias sobre asuntos económicos eran abundantes», escribió Urzúa en una carta dirigida al presidente López Obrador que también publicó en su cuenta de Twitter.

«Algunas de ellas se deben a que en esta administración las decisiones de política pública se han tomado sin suficiente fundamento. Estoy convencido de que toda política económica debe basarse en pruebas, prestando atención a los diversos efectos que pueda tener», escribió, y añadió que la política también debe estar libre de extremismos de izquierdas y de derechas.

«Sin embargo, durante mi mandato estas convicciones no se hicieron eco», dijo.

Urzúa también dijo que el nombramiento de funcionarios de su secretaría que «no tienen conocimiento de las finanzas públicas» era «inaceptable».

Tales nombramientos fueron hechos por «personas influyentes en el actual gobierno con un claro conflicto de intereses», acusó.

«Por las razones anteriores, no tengo otra opción que renunciar a mi puesto. Muchas gracias por el privilegio de servir a México».

Urzúa es el tercer funcionario del gabinete que renuncia a la administración de López Obrador después de la salida del jefe del Instituto Mexicano del Seguro Social, Germán Martínez, en mayo, y de la secretaria de Medio Ambiente, Josefa González-Blanco, a finales del mismo mes.

El peso cayó un 2% frente al dólar estadounidense al conocerse la renuncia de Urzúa, mientras que las acciones mexicanas también sufrieron un golpe, perdiendo un 3% de su valor en comparación con la cotización de ese día.

Urzúa, ex profesor de economía de la Universidad de Wisconsin y jefe de finanzas de la Ciudad de México cuando López Obrador fue alcalde de la capital entre 2000 y 2005, se desempeñó como secretario de finanzas desde que el nuevo gobierno asumió el cargo en diciembre pasado. Recientemente representó a México en la cumbre del G20 en Osaka, Japón.

La deuda pública no creció durante el mandato de Urzúa al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), pero el crecimiento económico ha sido lento y las proyecciones para 2019 de varios analistas se han desplomado a poco más del 1%.

La renuncia de la secretaria «abre la mayor crisis de los últimos siete meses» del gobierno de López Obrador, según un reportaje publicado en el diario El País.

El informe señalaba el lenguaje contundente utilizado por Urzúa en su carta de renuncia como prueba de la magnitud de los problemas dentro del gobierno.

El País aseguró que una de las «personas influyentes» en el gobierno «con un claro conflicto de intereses» al que se refirió el secretario saliente en su carta de renuncia es el jefe de gabinete del presidente Alfonso Romo.

López Obrador no perdió tiempo en nombrar a un nuevo secretario de finanzas, anunciando en un video publicado en los medios sociales que el subsecretario de finanzas Arturo Herrera asumirá el cargo.

El presidente reconoció que Urzúa no estaba «de acuerdo con las decisiones que estamos tomando, y tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha impuesto durante los últimos 36 años».

«Como es un cambio, una transformación[que el gobierno está llevando a cabo], a veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias. No se puede poner vino nuevo en botellas viejas. Es un cambio, una transformación, no una simulación, no es más de lo mismo», dijo López Obrador.

Herrera, quien fue contradicho por López Obrador en marzo después de decir que el proyecto de la refinería de petróleo de Tabasco sería pospuesto, es un funcionario público con una «dimensión social y por eso tomé la decisión de nombrarlo», dijo el presidente.

Añadió que el cambio al timón de la SHCP se está haciendo para que la economía «esté siempre al servicio de los ciudadanos… y sobre todo al servicio, de manera preferente, de los humildes, de los pobres».

López Obrador dijo que su gobierno pretende «crear riqueza para distribuirla, no se trata de crecer[la economía] por el bien del crecimiento».

Como secretario, dijo Herrera, se centraría en abordar la desigualdad, reconociendo que México es un país con «grandes cosas pero también con deficiencias y contrastes[económicos]».

El nombramiento fue bien recibido por varios analistas, pero Ilya Gofshteyn, macroestratega senior de mercados emergentes de Standard Chartered Bank, dijo a Bloomberg que el mercado tiene razón al tomar en serio la renuncia de Urzúa.

«Urzúa era visto como’el adulto en la habitación’ en la administración de AMLO, alguien que le dio credibilidad a una administración que de otra manera sería económicamente heterodoxa», dijo.

Claudia Ceja, estratega del grupo financiero BBVA en México D.F., dijo que el nombramiento inmediato de Herrera es «positivo» pero reconoció que «la crítica de Urzúa es muy fuerte».

«Incluso si el gobierno es capaz de asignar a otro ministro amigable con el mercado, el hecho de que Urzúa esté criticando abiertamente la toma de decisiones es ciertamente negativo», dijo.

Shamaila Khan, directora de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein en Nueva York, dijo a Bloomberg que «Herrera ha interactuado ampliamente con los inversores, por lo que no es una preocupación».

Sostuvo que «lo que realmente preocupa son las políticas del gobierno», y añadió que «es poco probable que cambien como resultado de la dimisión».

Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs en Nueva York, dijo que la carta de renuncia de Urzúa es «poco convencional y directa».

«Expresa una clara insatisfacción con la política interna y la dinámica de personal dentro de la administración de AMLO», dijo a Bloomberg.

«Este es un desarrollo inesperado y negativo, ya que sugiere: (1) fricciones políticas e interpersonales significativas dentro de la administración de AMLO y (2) que las decisiones de política económica pueden ser guiadas e informadas por criterios no económicos/financieros y dirigidas por los responsables de la formulación de políticas sin las credenciales necesarias y relevantes para definir la política y gestionar las cuentas fiscales».

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